Redacción y fotografía: Zulma Palacios
El pasado 12 de marzo, la calle 67 de Bogotá se convirtió en una pasarela llena de recuerdos, mujeres hermosas y sonrisas cargadas de ansiedad y emoción. Algunas llegaron en familia y otras con sus combos de amigas. Chicas desde los 17 – 18 años con la mamá, primas, tías, rememorando la hermosa época de los 90´s que en algún momento hizo que su vida se cargara de música, sueños y alegría con los Backstreet Boys.
Esta vez la cita era con Nick Carter, el chico con el que inicio el sueño de muchas niñas amantes de la música el baile y la posibilidad de soñar con letras tan hermosas llenas de amor y alegría.
A las 8:30pm, el público no podía ocultar su emoción y entre aplausos, gritos de alegría y celulares encendidos, Nick Carter saldría al escenario. ¡La espera terminó!
Con un traje blanco, muy elegante como para una gran e importante cita con su persona favorita, brillaba con luz propia y entre canciones y saludando a su público, bailaba, cantaba y se apropiaba de cada uno de los acordes y de la recepción de su audiencia.
Fascinado, saludo a Bogotá, le agradeció a los asistentes por cumplir la cita, manifestó extrañar a Colombia y sentirse contento de estar en ese momento y lugar con un público tan entusiasta y diverso. Si algo pudimos notar esa noche es que la diversidad de edades era bastante notoria, el público fue feliz. A muchas se les cumplió un sueño más, otras disfrutaban no solo la presencia de Carter sino cada una de las canciones.
Dentro de las muchas características que nos entregó Nick, la más relevante fue el cambio de vestuario muy acorde para cada uno de los momentos en los que el show transcurría, sin dejar de lado el juego de luces tan preciso, sentíamos que luces y vestuario eran uno solo. Tras uno que otro cover como el de Tears For Fears ‘Everybody Wants To Rule The World’ la primera parte del show cerraría con ‘Shape Of My heart’. El escenario se apagó y de pronto nos encontramos con un segundo vestuario mucho más despreocupado, relajado y sobre todo más íntimo.
Una a una, canciones como ‘I want it that way’, ‘Help me’ y otras tantas mezcladas con algunas propias de los Backstreet Boys, nos fueron llevando por un viaje de trayectoria, memorias de la infancia, y suspiros en cada rincón del teatro. El público le agradeció a Nick con un aplauso cargado de corazones color rosa, todos con un escrito en el centro del mismo que decía “gracias”.
Más adelante el siguiente vestuario nos transportaría directamente a 1993 y la recepción del público era en definitiva maravillosa. Corearon una a una cada canción, bailaban con Nick, aplaudían a los artistas de él, la energía, la alegría que embargaba el teatro era simplemente de camaradería y complicidad.
Continuamos con los cambios de vestuarios y a lo lejos dentro del público hubo un coro que no pudo ser indiferente para Nick, “mucha ropa, mucha ropa” se escucho varias veces y la respuesta de él con una mega sonrisa hizo que el ambiente definitivamente fuera de complot entre público y artista.
El show de Nick Carter no solo es memorable, por quién es él sino por la historia dentro de la música y lo que representa para la época, la actualidad y todo el movimiento que puede existir dentro del género. Es la pieza clave que nos muestra que la música pasa de generación en generación con una vigencia intachable y un récord de audiencia para nada desagradable.
Hablar de los artistas y el público es muy importante pues son ellos, quienes hacen posible cosas como esta, sin embargo, quienes están tras bambalinas son pieza clave y fundamental en todas y cada una de las historias que en distintos puntos de Bogotá se cuentan por medio de fotografías, videos y crónicas. Así pues, es deber agradecer a los organizadores (Lemmy Productions y UBK Entertainment) por el cumplimiento total del show.