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Maniáticos del ‘djent’ y el virtuosismo metalero… Con ustedes, ‘Chaosphere’ de MESHUGGAH

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Por: Joel Cruz

¡Hagan sus cálculos! Messhuggah estará en Colombia por primera vez. Haciendo honor al evento futuro, ¿por qué no recordar su álbum Chaosphere? Este larga duración es la tercera entrega del grupo sueco, pero…¿Cuál es la razón para destinar unas cuantas palabras a su clásico de 1998? ¿Valdría la pena mencionar en su lugar otro disco?

En respuesta a lo segundo…¡Sí, todos los trabajos del grupo merecen ciertamente tener un punto aparte! Son una especie de obras de ingeniería, megaestructuras que resisten muy bien el flagelo de los días modernos, del mercado voraz creado por la sobreoferta de bandas que juegan a ser diferentes en un nicho tecnológico que a la larga, nos hace más planos, uniformados. En un océano de bits, plataformas con cifras alarmantes, mapas de sistemas óseos musicales poco digeribles para los oídos y el cerebro común, muchos fans entendemos a las novedades sonoras que van desfilando en la virtualidad como productos de fácil aceptación o disgusto, sin al menos hacer un mínimo intento de cuestionarnos las razones por las cuales determinado sonido crece o disminuye en nuestras preferencias.

Al mismo tiempo, cuando ciertas bandas exponen una pieza que señala su continuidad en el camino que han trazado, empujadas por cualquier tipo de incentivo que se puedan imaginar, toman riesgos que usualmente generan reacciones (leves, como las de una bomba atómica). Hace más de 25 años, los Meshuggah publicaron la obra que los mostraría como pioneros de una camada de freakies célebres por expandir la pesadez del groove y el thrash hacia las aguas profundas de la experimentación en sus instrumentos. Hoy es normal hallar proyectos de músicos que cercenan hasta la médula el tecnicismo para darle un significado más etéreo a lo que saben hacer; pero mucho antes, esto era un auténtico fenómeno OVNI en el metal extremo…El estilo djent se empezaba a abrir paso a punta de codazos, como si se tratara de un pogo.

Chaosphere fue editado por el sello alemán Nuclear Blast. A pesar de que sus autores ya estaban construyendo una reputación envidiable en Europa y sus publicaciones anteriores tenían pretensiones más allá de conformarse con emular a las leyendas que todo metalero tiene en sus afiches de alcoba, el álbum es el abandono de las fusiones realizadas en su inmediatamente antecesor Destroy, Erase, Improve del 95 (con jazz a bordo), para darle prioridad a un estilo caótico; por carente de razón que se lea y suene, también ordenado (eso sí, no tan apegado al vocablo orden que indica el diccionario).

Ad portas de un nuevo milenio, la formación iniciada por Jens Kidman y Fredrik Thordendal en 1987, logró llegar al público estadounidense a un nivel macro. De algo sirvió que Slayer los incluyera como soporte de un tour por Estados Unidos, teniendo así óptima presencia mediática. El reconocimiento sería mayor gracias a una gira más (esta vez con Tool) y por su participación en el Ozzfest del 2002. Su entrada al mainstream se marcó con la placa Nothing, pero esto ya es harina de otro costal.

Meshuggah se presentará en Bogotá (¡uff! ¡casi que no!) el próximo 16 de octubre, a cargo de Bogotá Metal Fest. Seguramente el himno ‘New Millenium Cyanide Christ’ estará fijo en el set que el grupo ofrecerá a los espectadores colombianos, incluido por supuesto en Chaosphere; álbum que sigue sorprendiendo por su capacidad técnica, progresiva, lunática y por su producción de avanzada (sigue sonando impresionante después de cinco lustros). Existen chances que se presentan mil veces en la vida; pero por si acaso, ver en concierto a estos dementes implica solamente una oportunidad, mejor no la pierdan y asistan.