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Por los siglos de los siglos, llegará para quedarse el Triunvirato de NARCOCRACIA

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En la antigua Roma, el triunvirato otriumvirātus fue una modalidad de gobierno llevada a cabo para ejercer el poder político (logré explicarlo y sin hacer copy paste desde Wikipedia). Claro, hubo alianzas parecidas realizadas siglos antes por otras civilizaciones, pero lo admito: soy un prospecto de geek declarado de los vicios y virtudes del Imperio Romano, por lo que me pareció interesante que una agrupación musical cercana a mi vida ordinaria reciclara justamente el clásico término para bautizar su nuevo álbum; prudente añadir, el trabajo más ambicioso desde su creación, el cada vez menos cercano y pandémico 2020.

Narcocracia (acorde con una temática recurrente en el punk o metal colombiano) narra su hipótesis sobre el inconformismo social y la denuncia a los abusos de poder, basada en una creación lírica que sin asco toma la jerga menos decente de las agrietadas calles bogotanas para expresar su realidad en un lenguaje que mezcla rabia, sarcasmo e ironía. El tono de burla —lejos de ser homogéneo— también hace alegoría a los fanatismos que se sumergen en las turbias aguas de lo absurdo o lo ridículo, prácticas rituales en una comunidad donde la desinformación, la posverdad y la ignorancia son medallas de honor, y cuyos dueños lucen con orgullo por doquier.

Triunvirato es el control de la muchedumbre por las manos de unos pocos, unos pocos que siempre se estarán rotando entre sí para ser los mismos de siempre, sin importar cuánta división le muestren al ojo público, pues este número es parte su engaño y fachada de inclusión. Esta falsa transparencia es proyectada desde una estructura alimentada por varias inspiraciones pesadas en lo que sonido respecta, en especial el groove de Pantera (por si desean echarle la culpa a alguien); pero al tiempo, influencias gritonas del hardcore con ritmos más limpios y melódicos, llámense heavy o melodeath. Aunque siendo justos, la propuesta del cuarteto no le da demasiada importancia a las categorías de género (musical, valga aclararlo).

Por otro lado, Triunvirato es el símbolo de un mandato amañado; un chiste mordaz de la rosca como conducta sectaria y una respuesta a la radiografía más pura de nuestra fauna colombiana, acostumbrada al beneficio propio por encima del otro. Un cóctel hecho con una receta realmente ácida, en relación a sus predecesores Narcoaventuras en el país del Sagrado Corazón y Realismo trágico. Los segmentos instrumentales que acompañan a sus diez pistas están ligados inevitablemente su contenido literario; los efectos de audio en la voz—por ejemplo— tienen rasgos que la banda no había experimentado antes. Algo exagerados, pero que van bien con el mensaje de las letras y los cambios de tonalidades vocales.

En cuanto la estructura de cada canción, el esfuerzo por esquivar fórmulas simplistas se nota. Según su tema, los hinchas del fútbol, las jóvenes fanáticas de los sugar daddy o los habitantes de la calle, el perfil irónico del grupo está en el punto más claro posible, más arriesgado. Vale agregar que las sesiones de producción en el trabajo han arrojado un resultado más conciso en relación a sus registros previos (ya suenan más a una banda que desea en realidad continuar un camino).

Triunvirato es dinámico. Narcocracia adelantó desde hace unos meses algo del proyecto con el sencillo «La República de los Desposeídos» (hasta el autor del libro en el cual se basa el tema se mostró muy conforme con el lanzamiento) lo que también significa que sus seguidores van a encontrarse con sorpresas de este nuevo capítulo en su recorrido, sobre todo ideas más compactas acerca de su esencia filosófica, si así quieren verlo.

Las piezas gráficas del álbum son obra y gracia del ilustrador Julián Felipe Mora, lo que también revela un cambio radical en la presentación de la agrupación hacia sus asiduos oyentes (pues es brutal).

Las novedades sobre Triunvirato pronto serán dadas a conocer en las plataformas digitales de Spotify, Napster (a pesar de que les gusta Metallica), Amazon Music, Deezer, Apple Music y el hermoso disco compacto (porque el físico sí importa).

Tomando prestado al universo X-Men, tal vez el súper poder de Narcocracia no consiste precisamente en caer bien, sino en incomodar haters y no pasar desapercibidos. Valores hoy poco frecuentes en la familia disfuncional del rock and roll. ¡Aprendan!