Fotografía: Cristian García
Redacción: Joel Cruz
El concierto mostró a un público que merece mayor atención en la forma de cómo el rock se vive en el ámbito colombiano. El post hardcore de la banda norteamericana se conectó de modo brillante con sus fans, en una manera que honestamente supera cualquier palabra cliché de una nota periodística.
Gracias a un ambiente idóneo de principio a fin, durante el show del pasado 2 de octubre los gritos, coros y pogos improvisados se llevaron todos los aplausos posibles.
En el universo, la teoría del caos nos advierte sobre aquello que puede suceder con el simple aleteo de un insecto. Escape The Fail necesitó de apenas unos minutos para recordarle al recinto lleno que su lugar, momento y circunstancias eran los correctos, alterando ciertamente el cosmos a más de uno. Sin duda, al universo no le importamos; pero cuando llamamos su atención, se ríe de nosotros.
A pesar de que el grupo de Las Vegas tiene un nombre muy claro, todo lo que conocemos conspiró aparentemente para que ellos tocaran e hicieran buena química con los asistentes. De esta forma, las cosas ocuparon su sitio correspondiente, como un tetris ganador.
Saludos del Sr. Miyagi
Debo insistir: si ustedes creen en los actos de apertura, al menos podemos observar que en Colombia los organizadores de conciertos están haciendo una tarea acertada al seleccionar invitados que puedan hacer más llamativas sus respectivas presentaciones.
Aunque ya había visto y escuchado el material de Okinawa Bullets, no me había encontrado de frente con su propuesta, situación que fue de gran gusto para los asistentes. La militancia anterior de sus integrantes en otros proyectos de siente en escena, un ’crossover’ de estilos pesados e intrépidos que retumban en el pecho de quien los aprecia. Me gusta hablar de geografías que moldean identidades. Dicho en un intento más o menos pretencioso, está banda rescata la energía ‘hardcore vieja escuela’ de Bogotá, pero en una versión modernizada. Juego de vocales original, bajo al punto, un ensamble que sabe integrar a sus espectadores y la fórmula es efectiva. Inténtelo en casa.
Más allá de las tinieblas, el aire es más limpio
Llegar a un punto de madurez requiere toda una vida, o al menos veinte años, según Escape The Fate. La agrupación viene de Las Vegas, un destino que se debe transitar con cuidado para no caer en excesos. El quinteto ha entendido desde el 2004 que la música tiene picos y valles esenciales para llegar a un momento decisivo, especialmente sobre el escenario. Exagerado o no, apreciar que artista y espectadores están en la misma sintonía.
En una de sus intervenciones más pertinentes, el vocalista Craig Edward Mabbit movió a su antojo los límites de su oficio para cantar entre el público en un halo de fraternidad que perdura por minutos en la realidad y en la mente del seguidor devoto, eternamente.
Entre el virtuosismo de la guitarra, un Ace Of Spades lleno a prácticamente su tope celebró el retorno de una banda que ya adeuda una nueva visita. Sin duda, los adeptos a este concepto de escape y liberación desde el sonido seguirán creciendo. Tomen nota.