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“Ha*Ash, las maestras de la verdad incómoda, llegan a Bogotá con su gira HAASHVILLE”

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Por: María Fernanda Serrato

La pregunta de siempre: ¿Omitir es lo mismo que mentir?

Cuando mi mamá era niña, descubrió que decir la verdad no siempre era la mejor opción. Ella me contó que solía ir a la casa de una tía política donde disfrutaba mucho, hasta que un día esta mujer la regañó fuertemente, con justa causa, por algo que había hecho. Al regresar a casa, mi mamá le contó a mi abuelita lo que había pasado, y su respuesta fue contundente: “No vuelves más a esa casa”. En ese momento, mi mamá sintió el peso de su honestidad, porque a pesar de aquel regaño puntual, ella disfrutaba profundamente esas visitas. Esa verdad había cerrado una puerta que amaba cruzar.

Años después, algo similar me pasó. De niña, solía jugar en la casa de una amiga. Un día, $100,000 pesos desaparecieron misteriosamente, y todos empezaron a buscarlos. Aunque nadie me incriminó directamente, yo sentía que debía ayudar, tal vez porque pensarían que yo fui al ser siempre invitada allí, yo me sentía culpable sin razón. Llegué tarde a casa y le conté a mi mamá que había estado ayudando en la búsqueda. Al principio, ella solo comentó lo incómodo que era que se perdiera dinero donde uno es invitado, pero al día siguiente, cuando me vio madrugar para regresar a la búsqueda en casa de mi amiga, se enfadó.

“No tienes por qué ir a buscar un dinero que no es tuyo,” dijo con firmeza. Su preocupación era clara: si seguía ayudando, podrían pensar que yo tenía algo que ver con el robo o que me sentía culpable. Decidió llamar a la mamá de mi amiga para dejarle claro que yo no volvería a buscar nada. Esto derivó en una discusión entre las dos mamás, y el desenlace fue que ya no me volvió a permitir ir a jugar a esa casa. Aquella confesión honesta había cambiado algo que yo valoraba profundamente: mi amistad y mi libertad para visitar aquel lugar de infinitos juegos y complicidades ahora que entrábamos en la preadolescencia. Sentí que les dedicábamos mi mamá y yo a mi amiga y su mamá la de “Te dejo en Libertad” porque aunque a los días apareció el dinero y nos lo hicieron saber, y realmente no fue su intención hacernos daño, lo mejor según mi mamá, era cortar con mis visitas allá.

Estas dos experiencias reflejan una lección que mi mamá y yo aprendimos a temprana edad: a veces, omitir la verdad puede ser una estrategia de supervivencia. La vida, incluso a los 8 o 9 años, es un caos lleno de dilemas y decisiones. Aprendimos que tanto las verdades como las mentiras tienen consecuencias, y que a veces, proteger algo valioso puede implicar callar ciertos acontecimientos.

Caer, levantarse y asumir

Sin embargo, al crecer y escuchar las canciones de Ha*Ash, me he enfrentado a un mensaje diferente. Este dúo ha construido gran parte de su identidad musical alrededor del repudio a la mentira y la traición. Temas como “¿Qué hago yo?” y “Perdón, perdón” nos hablan de la devastación que causan la falta de honestidad y la necesidad de enfrentar las consecuencias de nuestros actos. Su música me hizo reflexionar sobre la contradicción inherente al ser humano: odiamos las mentiras, pero a menudo recurrimos a ellas para protegernos o proteger a quienes amamos.

Por ejemplo, en “Lo aprendí de ti” las chicas cantan sobre las lecciones que dejan las relaciones fallidas, tanto lo bueno como lo malo. Ese aprendizaje también me hizo pensar en cómo mi mamá y yo internalizamos que la vida no es blanco o negro, que la verdad puede construir o destruir, y que, como dice el dicho, “es mejor pedir perdón que pedir permiso”.

Estas canciones me llevan a reconsiderar cómo las verdades y las mentiras moldean nuestras relaciones. Como en mi caso y en el de mi mamá, una simple decisión de sinceridad o reserva puede cambiar drásticamente el rumbo de las cosas. A pesar de los mensajes de Ha*Ash, que exaltan la honestidad y el rechazo a la falsedad, entiendo que hay momentos en la vida donde el instinto de protegernos pesa más que la necesidad de decir toda la verdad. Porque al final, vivir es un acto de equilibrio entre lo que revelamos y lo que callamos, entre lo que podemos perder y lo que queremos conservar.

22 años de carrera musical

El dúo formado por las hermanas Hanna y Ashley, se consolidó como una de las agrupaciones más influyentes del pop latino desde su debut en 2002 con su álbum homónimo. Con una mezcla de country, pop y baladas, han lanzado éxitos como “Odio amarte”, “Estés donde estés”, “Qué hago yo” y “Lo aprendí de ti”. Sus álbumes más destacados incluyen “Habitación Doble” (2008), “A Tiempo” (2011) y “30 de Febrero” (2017). Más recientemente, con su álbum “HaAshville”, han reforzado su mensaje de empoderamiento femenino y superación.

En 2024, Ha*Ash se unió a la campaña “Unidos por la igualdad” de ONU Mujeres para promover la igualdad de género y el empoderamiento femenino. Este compromiso no solo resuena en sus letras, sino también en su ejemplo como hermanas que llevan más de 22 años trabajando juntas sin conflictos notorios. Mientras otros dúos de hermanos que reconozco a la perfección como Oasis o AC/DC enfrentaron tensiones públicas, o a nivel latino, los hermanos de Los Tigres del Norte y de Pimpinela, contario a Hanna y Ashley, que son un modelo de lealtad, convivencia y responsabilidad afectiva y laboral.

Son más que músicas talentosas o estrellas del pop latino: son mujeres que predican con el ejemplo la importancia de la hermandad y el apoyo entre mujeres. Y ahora, traen toda esa magia a Bogotá este 15 de marzo en el Chamorro City Hall, no te pierdas la oportunidad de revivir esas canciones que marcaron nuestras relaciones, pero también nuestros muros de Facebook en los 2000, cuando dedicar canciones cursimente era tan fácil. Ha*Ash nos hará vibrar con esos himnos que dedicamos, que nos dedicaron y que nos ayudaron a sanar corazones rotos. Seremos miles de voces cantando cada letra, cada verdad y cada confrontación que estas hermanas convirtieron en música.

Más que un concierto, será un viaje a esos momentos donde sus canciones nos dieron la valentía para enfrentar verdades incómodas y el consuelo para superar las mentiras. Ha*Ash regresa a Bogotá, y con ellas, todos esos recuerdos que merecen ser cantados una vez más.