Por: Joel Cruz
El power metal relata audazmente los poemas épicos de sus valientes guerreros . El gesto de grandeza que sus cantos le dan a tan distintivos personajes va acompañado de increíbles riffs de guitarra y un clima que husmea en los dominios del séptimo arte y las tablas. Así que, cuando los fans del género se introducen en el dramatismo que marcan los rastros de sus ídolos, hablan en serio. Por otro lado, la supuesta sutileza y su estrecha familiaridad con el mundo de la ficción que tanto le critican sus detractores, es aparentemente, el eje de su identidad en la variada oferta de la música extrema, haciéndole contrapeso a la ruda estridencia del thrash, black o death, generalmente con temas más viscerales y próximos a una realidad decadente; sin querer decir, que un estilo sea superior al otro. A veces, con tantos baldes de agua fría y trágicos titulares en los noticieros, la inventiva del ser humano se da para desnudar su personalidad desde paisajes menos ordinarios.
Uno de estos paisajes tiene olfato agudo, caza en los bosques frondosos mientras se debate entre el pelaje y la piel de hombre. Los lobos, demostrando una sed impaciente de ferocidad y aullidos a la luna, continuamente están en la imaginación popular: Licaón en los mitos griegos, la raza de los huargos en los libros de Tolkien, Michael Jackson en ‘Thriller’. Las criaturas cánidas que en el cine han encarnado Jack Nicholson, Benicio del Toro o Anthony Hopkins también me vienen a la memoria rápidamente…¡En fin! La licantropía sigue siendo llamativa, y hay una banda que en más de 20 años lo ha hecho ver así.
Los alemanes Powerwolf se formaron en el 2004 y desde el comienzo, se propusieron a ser los antihéroes de la mitología típica del power. Su gama tétrica, que glorifica a las criaturas más aterradoras de las sombras, vampiros y hombres lobo, ha merodeado triunfalmente por las áreas boscosas del heavy metal; bajo sus garras, álbumes destacados como Blessed & Possessed (2015), Lupus Dei (2007) o The Symphony Of Sin (2020) dan fe de su conexión con los misterios de la noche.
Sus integrantes constantemente han desarrollado un estilo distintivo en estudio y en vivo, de forma que todo su imaginario de terror se ha mantenido auténtico y pese a que sus temas predilectos no son insólitos en el rock pesado. Sin embargo, el grupo se ha apropiado intensamente de su contexto lírico gracias a su indumentaria y espectáculos masivos, dejando una estampa inconfundible y que les ha valido obtener vitrinas como la del Wacken Open Air, Summer Breeze, Rockpalast y Hellfest.
En 2024, el grupo publicó Wake Up The Wicked, disco bastante aclamado por sus seguidores, retomando lo esencial de Powerwolf; con elementos definidos del power, el heavy metal tradicional y la música sinfónica. Algunos espacios de crítica han hablaron abiertamente de su «extravagancia orquestal» como fórmula exclusiva de algunas canciones y su guiño a pasajes del folk. Una antología larga duración que fue conquistando al público con coros imponentes y cantos de triunfo bélico.

Para el 1 de mayo, Colombia podrá conocer qué se siente tener en concierto a estos seres de la penumbra: Matthew Greywolf, Charles Greywolf, Falk Maria Schlegel, Attila Dorn y Roel van Helden. Powerwolf, haciendo gala de ser una manada de lobos que no teme ir más allá de lo que su naturaleza salvaje le señala, sigue haciendo una feroz difusión de su gira Summer Of The Wicked, ubicándose esta vez en Latinoamérica, para luego regresar a Estados Unidos y luego continuar «azotando» al Viejo Continente. La cita colombiana, les recuerdo, será en la Royal House de la capital y por supuesto, un evento Bogotá Metal Fest. Aún quedan boletas disponibles en ticketshows.co.