Por: David Villamizar
La animación es una expresión artística con la que se pueden contar diversas historias, pero existe una creencia popular de que estos productos animados están ligados a los infantes, a las historias cortas que, en su mayoría, exponen valores familiares o temas de crianza para los más pequeños del hogar. Sin embargo, desde sus inicios, las historias animadas han tocado temas más allá de lo infantil, abarcando temas sociales, políticos, religiosos y controversiales. Este tipo de productos, dirigidos a un público más adulto, ha tenido un mayor alcance en las eras más modernas de la animación. Productos como BoJack Horseman, Los Simpson, Futurama, Rick and Morty y películas como las obras del director Satoshi Kon: Paprika, Tokyo Godfathers y Perfect Blue, han demostrado que con la
animación se pueden contar historias más maduras y complejas que van dirigidas a públicos más adultos.
No todo es para niños

El tabú de que la animación es infantil comenzó a romperse en Occidente desde la aparición de series como Los Simpson (1989). Sin embargo, en el otro lado del mundo, especialmente en el anime, se contaban historias que ya tocaban temas más serios, como Ashita no Joe (1970), La Rosa de Versalles (1979) y Mobile Suit Gundam (1979). Estas obras narraban historias con tintes políticos y problemáticas de la época, contadas en historias de ficción dirigidas a un público joven en Japón, y que poco a poco llegaron a Occidente con el éxito inminente de Akira (1988).
Por otro lado, como mencioné anteriormente, en Occidente, series como Los Simpson y South Park (1997) marcaron una tendencia por su sátira, humor negro e irreverente. Sin embargo, más allá de esto, al tocar
temas sociales y controversiales, lograron que las grandes cadenas pusieran un ojo en la animación para jóvenes y adultos. Esta evolución ha llevado a un cambio significativo en la percepción de la animación en la cultura popular y ha tenido un impacto duradero en la industria del entretenimiento, demostrando que la animación puede ser una forma poderosa de contar historias complejas y significativas dirigidas a audiencias maduras.
Más allá de los dibujos, estos nos ponen a reflexionar
En Japón la animación para adultos abarca una gran gama de temas que van desde lo policial, psicológico hasta las crisis existenciales que son algo muy recurrente en su cultura. Neon Genesis Evangelion es uno de los productos más reconocidos, el mezclar Mechas con profundas reflexiones filosóficas y psicológicas. En Occidente, series como South Park no solo hacen reír a los espectadores, sino que también tocan temas sociales y políticos de una manera provocativa y, a menudo, controvertida. Un ejemplo más moderno es del The Midnight Gospel del creador de Hora de aventura, es la combinación de un podcast y animación experimental en diferentes formas donde su
protagonista nos transporta por diferentes universos en donde entrevista a sus habitantes. Por medio de estas charlas, la serie explora diferentes temas filosóficos y existenciales, desde la muerte y la reencarnación hasta el significado de la vida y la naturaleza de la realidad.

El mundo ahora ve la animación de otra manera
La animación adulta ha trascendido su estigma de “entretenimiento infantil” para
consolidarse como un poderoso medio de expresión global. Obras como Persépolis y Waltz with Bashir han conquistado festivales de cine y premios Oscar, demostrando que los dibujos animados pueden abordar con profundidad temas como la guerra, la identidad y los dilemas éticos. Su influencia se extiende más allá de la pantalla: desde inspirar blockbusters como Matrix (deudora de Ghost in the Shell) hasta revolucionar el lenguaje visual con innovaciones como el estilo cómic de Spider-Verse. Plataformas de streaming han democratizado su acceso, convirtiendo series como Arcane y BoJack Horseman en fenómenos culturales que generan debates filosóficos. Más que simple entretenimiento, esta animación funciona como espejo de la sociedad – Grave of the Fireflies nos confronta
con los horrores bélicos, mientras que The Breadwinner acerca realidades lejanas- y como puente entre culturas. Lo que comenzó como un género de nicho hoy redefine las posibilidades del arte secuencial, demostrando que las historias animadas pueden ser tan complejas, conmovedoras y trascendentales como cualquier obra maestra del cine tradicional.
El efecto dominó: Cuando la animación adulta movió los cimientos de la cultura pop
La animación adulta ha traspasado la pantalla para redefinir industrias enteras. En los videojuegos, el éxito de Cyberpunk: Edgerunners (2022) no solo revivió el interés en Cyberpunk 2077, sino que estableció un nuevo estándar para adaptaciones animadas de juegos AAA. El cómic europeo vio cómo Persépolis saltó de las páginas a la pantalla ganando el Premio del Jurado en Cannes, mientras que el anime Interstella 5555 (2003) demostró que la animación podía ser el vehículo perfecto para álbumes conceptuales (en este caso, de Daft Punk). Incluso la moda ha abrazado este lenguaje: colaboraciones como la de Evangelion con Balenciaga o Dragon Ball con Gucci confirman que el estilo visual de la animación madura es ahora un código cultural global.
El futuro ya está animado: Por qué el cine ‘para adultos’ necesita dejar los prejuicios
La animación adulta ya no es un género, sino el termómetro cultural de nuestro tiempo. Desde Perfect Blue (1997) hasta Flee (2021), estas obras han demostrado que los dibujos animados pueden explorar la psicología humana, la política y la identidad con una profundidad que rivaliza con el mejor cine live action. Plataformas como Netflix y HBO Max están invirtiendo en proyectos como Arcane y Scavengers Reign, mientras estudios tradicionales como Disney arriesgan con títulos como Nimona (2023). El mensaje es claro: el futuro del entretenimiento será animado o no será. La pregunta real es si los espectadores, críticos y la industria están preparados para aceptar que, como diría Satoshi Kon, ‘la animación no es un medio para niños, es un medio para humanos’. Después de
todo, en una era de inteligencia artificial y realidad virtual, ¿qué mejor que el arte animado para reflejar lo que significa ser real?”