Por: Joel Cruz
Echando un vistazo del pasado y el presente, la influencia del black metal noruego ha determinado la dirección del underground desde sus raíces. La esencia de su filosofía, fortalecida por los cambios que la humanidad ha sufrido a través de los años, no han hecho más que crecer. Nunca exento de la polémica religiosa ni de los escándalos mediáticos de sus comienzos, se ha construido como un movimiento de tradiciones fuertes. Sin embargo y al mismo tiempo, tampoco ha estado libre de ideas e inspiraciones novedosas que en más de una ocasión han chocado con los lineamientos de su identidad musical.
El público sabe que la agrupación Satyricon ha dedicado su existencia a desafiar los dogmas que gran parte de su escena ha mantenido como incuestionables; por esta razón, la controversiaen relación a su derecho de tener un lugar privilegiado entre los clanes del black más antiguos y con mejor reputación (o no), fue abierto casi desde que sus canciones resonaran más allá del reducido círculo escandinavo; un hecho intensificado en la época de su álbum Nemesis Divina (de 1996) y más aún en la del célebre (a veces odiado) Volcano(2002).
El debate a la fecha ha conseguido mayor consistencia, gracias a la multitud de opiniones que existe en torno a su obra, reseñada por superar convencionalismos y por crear una lectura más dinámica del género considerado banda sonora en el rescate del paganismo vikingo ante las imposiciones culturales de la cristiandad, al menos en sus días más primigenios.
Lo cierto es que, uno de los grupos responsable en ocasionar un extraño y moderno atractivo por Noruega, es realmente un dúo: Sigur Wongraven (Satyr, para los más despiadados) y Frost (Kjetil-Vidar Haraldstad). Por si lo preguntan… ¡si!, copié y pegué el nombre de Wikipedia y ¡no!, no tengo idea de cómo se pronuncia el nombre del baterista, quien también ejecuta la percusión en 1349 (¡señora banda!).
De todos modos, los dos músicos que componen Satyricon han sabido equilibrar el significado de su alianza en conjunto, bien sea jugando una y otra vez con la concepción de dualidad, o proponiendo ambientes sonoros ásperos, a veces reflexivos. Personalmente, dos de las mejores cualidades en sus canciones.
Entre todo el material que la dupla ha producido, la cronología que simboliza la crudeza del Dark Medieval Times con sus bordes atmosféricos, pasando por la estructura alternativa del Rebel Extravaganza;la tendenciapostmoderna de Now, Diabolical, la cual llegaría mucho después a las experiencias operísticas con Live at the Opera y el instrumental Satyricon & Munch (en homenaje al pintor expresionista Edvard Munch) es una forma de decirle al arte que la creación musical no puede dejar de ser caprichosa, siendo capaz de romper moldes a menudo.
Las percepciones anteriores son básicamente una invitación para la nueva visita de Satyricon al país, siendo en esta ocasión su presencia como cabeza de cartel en el Colombia Metal Festival y cuya fecha de concierto está para el próximo 8 de noviembre en Bogotá. Esta nueva apuesta está compuesta por varias agrupaciones estelares en el metal extremo y que es organizada por Cacique Entertainment. ¡No se pueden perder esta oportunidad¡ Las entradas ya están disponibles en la web www.colombiametalfestival.com
