Por: María Fernanda Serrato
Tenía 9 años, había aprobado el año escolar de cuarto de primaria y ya estaba en vacaciones de fin de año, pasaba esos días fiesteros de diciembre escuchando mi canción favorita ‘Kiss From a Rose’ de la banda Seal, era un bálsamo auditivo esa flautita y la melodía de romance perfecto de cuento de hadas esa canción, yo era pequeñita pero me hacía sentir enamorada, y paciente para esperar pasar a quinto en dos meses y volver a ver al niño en el que pensaba cuando la cantaba.
Todo iba tranquilo hasta que un día salté del idilio imaginario a una tusa real, a un gran duelo para mi corta edad. El locutor de ‘Acuario Estereo’, mi emisora favorita en 1995 también, anunció que la siguiente canción era un nuevo lanzamiento y que sonaba muy bien a pesar de ser una cantante muy joven, este hombre la soltó y escuché una voz tan de niña que podría ser yo cantando “ya sé que no vendrás, todo lo que fue el tiempo lo dejó atrás, sé que no regresarás, lo que nos pasó no repetirá jamás” y de repente sentí, de una manera tan seria, tan fuerte que se rompió mi corazoncito infantil y que ya era grande y que estaba bien empezar a sufrir por amor, y es que “Estoy aquí” de Shakira era en realidad lo que sentía, porque aunque yo me engañara cantando ‘Kiss From a Rose’ y tuviera la fe de seguir esperando ver a ese niño el otro año para aquello de mi cuento de hadas; en el fondo sabía que dos meses era mucho tiempo y que de pronto el otro año él llegaría enamorado de alguna niña de su barrio en vacaciones o que simplemente, pensándolo muy trágicamente el otro año no llegaría.
Esta no era mi nueva canción favorita, era el himno de mi vidotota a los 9 años, el himno de mis vacaciones porque el “las cartas que escribí nunca las envié”, el “si aun piensas algo en mí, sabes que sigo esperándote” describían perfectamente mi situación, mi maldita situación porque lo peor estaba por venir, llegó enero y como diría Michael Losier, yo, bueno Shakira y yo atrajimos lo que pensé tan trágicamente y el año de 1996 jamás llegó para mí y para Orlando (así se llama[ba?]), dado que mi mamá de la forma más pragmática, cruel y totalitaria posible me cambió de colegio para efectos de que iniciara quinto de una vez en donde ella quería que yo hiciera el bachillerato.
En febrero, ya con 10 años, tenía mi vida destrozada, no solo se esfumó la melodía romántica del cuento de hadas de Seal, sino que nunca llegó la del tragicromance adolescente que hallé después en mi casete de ‘Pies Descalzos’ y ya Orlando nunca sería mi Braulio, ni yo sería Dana. Sentí que más bien “Se quiere se mata” le aplicaba a mi mamá conmigo, sentí que me abortó al cambiarme de colegio, por uno que aparte de cercenar mi primer amor, también lo hizo con mi materia favorita, música; y llevarme a tener el peor año de mi vida, despechada y matoneada escolarmente, “María huesitos” fue el apodo más amable de “la nueva” del salón.
Claro, mi nuevo himno de este año fue ‘Dónde estás corazón’ porque la vida en realidad se me volvía un ocho si no estaba él y si no estaba yo en mi anterior colegio, cada canto era para ambos y ‘Antología’ era la de revolcarme en el dolor y echarme en la cama a llorar por él. Bueno y en adelante todas en todos los años fueron mis canciones porque Shakira extrañaba demasiado e imploraba demasiado que volvieran a ella, le cantaba seguro a su amor juvenil de Barranquilla en este álbum, y yo a mi amor de cuarto de primaria, porque no tuve más, me había vuelto tan cautelosa ante lo impredecible de la vida, que solo inicié un noviazgo serio en grado once casi a punto de graduarme, claramente con un chico ajeno al colegio para que no nos separara la terminación de los estudios.
Pero mil años no me alcanzaron para borrar y olvidar a Orlandito, o para olvidar el momento en el que descubrí a Shakira so pena de separarme de él. Tener 10 años fue triste, ya no era pequeña ni importante para los adultos pero tampoco era grande para darle la talla a los adolescentes; por fortuna pude parecerlo aferrada a mi casete de música para grandes y demostrarlo en el conjunto residencial en una competencia tácita, sin declararse, pero escrita a través de las ventanas que más vibraran al estallar el volumen del equipo de sonido de cada apartamento y el volumen de la jovencita que más gritara las letras de Shakira porque claro, entre más te las supieras, más madura y experta en el amor lucías, pero a la vez fresca porque por fin tuvimos un referente de despecho juvenil y pudimos dejar de pedir prestadas a las mamás a Ana Gabriel y a Rocío Durcal.
Las jóvenes éramos tan fans de Shakira, como del rock, porque ella sonó en Acuario Estéreo, en la Súper Estación y también en Radioacktiva, al lado de Metallica, Queen, Oasis, Cranberries, Nirvana, Soda Stereo, Caifanes, Aterciopelados y demás bandas de rock que nos quedaríamos escuchando por varios años, mientras que Shakira ya pensaba en incursionar dentro de nuevos géneros tras establecerse en Miami y llegar al estudio de Emilio Estefan, e involucrarse más con los latinos que emigraban allí en busca de una mejor vida, y que con su tesón para el trabajo y su tradición de luchar por lo que se quiere, lograron, precisamente de la mano de los artistas latinos que resonaban en el mundo, que hoy por hoy ya no deban esconder sus raíces porque el ser latino de manera exitosa en los Estados Unidos es un orgullo.
Mientras los bogotanos importábamos el Rock gringo, Shakira planeaba exportar su flow latino
Los más rockeros seguimos siendo fieles oyentes de Radioacktiva, dos años después de conocer a Shakira, consumíamos de igual forma contenido irreverente, existencial, trágico, pero completamente atónitos por el idioma inglés sonando en nuestras radios con Alanis Morissette, Metallica, Queen, Bon Jovi, Aerosmith, Nirvana, Pearl Jam, Blur, Green Day, Radiohead, etc, sin imaginar que cuando Shakira volviera lo haría con trompetas y bailes árabes, ritmos que le significaron dejar de sonar en radioacktiva, pero en cambio incursionar en las radios mundiales de diferentes géneros. Shakira había evolucionado, pero los rockeros bogotanos no lo haríamos, los que sí, lo hicimos con la edad muchos años después, así que en ese momento la dejamos ir, y solo guardamos en nuestra memoria a la Shakira semi gótica, de pelo largo negro, uñas y ropas negras, y su guitarra y desventura empacadas siempre.
Shakira siguió siendo contadora de historias, pero cada vez más alegres y deslizándose entre ritmos pop, rock y folclor colombiano y de otros países de habla hispana, hasta llegar a ser esa superestrella rubia que el mundo conoce hoy y que hasta ha sido himno de dos mundiales de fútbol y protagonista de un Super Bowl. Ella a pesar de sus inicios rockeros hizo al mundo moverse al ritmo de Hips Don’t Lie y Waka Waka, Shakira ha sido un hit en constante reinvención y quizás la mayor exponente latina de los beneficios que trae la creación de sonidos comerciales. Cada canción suya ha sido un capítulo de una historia más grande: la de una mujer que supo convertir su dolor en fuerza y en arte de talla universal.
Repasemos todos sus álbumes:
1. Magia (1990) Fue el primer álbum de estudio de Shakira, grabado cuando tenía solo 13 años. Contiene canciones compuestas por ella misma desde que era una niña. Aunque no tuvo gran éxito comercial, marcó el inicio de su carrera.
2. Peligro (1993) Su segundo álbum de estudio, con un sonido más elaborado que el anterior. Sin embargo, Shakira no quedó satisfecha con este trabajo y decidió tomar una pausa para replantear su estilo. Este disco tampoco tuvo gran repercusión.
3. Pies Descalzos (1995) Este álbum marcó el verdadero comienzo de su éxito. Incluye clásicos como Estoy Aquí, Antología, Dónde Estás Corazón, y Se Quiere, Se Mata. Fue el que la consolidó como una estrella en América Latina y otros países de habla hispana.
4. ¿Dónde Están los Ladrones? (1998) Uno de los álbumes más icónicos de Shakira, producido por Emilio Estefan. Incluye éxitos como Ciega, Sordomuda, Tú, Inevitable, No Creo, y Ojos Así. Este disco la posicionó como una figura internacional antes de su transición al mercado anglo.
5. Laundry Service / Servicio de Lavandería (2001) Este fue su primer álbum bilingüe, que la llevó al mercado global. Contiene éxitos como Whenever, Wherever (Suerte), Underneath Your Clothes, y Objection (Tango). Fue un fenómeno global y marcó un antes y un después en su carrera.
6. Fijación Oral Vol. 1 (2005) Álbum en español que incluye éxitos como La Tortura (con Alejandro Sanz), No, Día de Enero, y Las de la Intuición. Este disco ganó varios premios Grammy y Latin Grammy.
7. Oral Fixation Vol. 2 (2005) Álbum en inglés lanzado pocos meses después de Fijación Oral Vol. 1. Incluye el megahit Hips Don’t Lie (con Wyclef Jean), así como Don’t Bother y Illegal.
8. She Wolf / Loba (2009) Este disco tiene un estilo más experimental, con influencias de la música electrónica. Incluye canciones como She Wolf (Loba), Did It Again (Lo Hecho Está Hecho), y Gypsy.
9. Sale el Sol (2010) Un regreso a sus raíces latinas, mezclado con sonidos tropicales y rock. Contiene éxitos como Loca, Rabiosa, Antes de las Seis, y Waka Waka (This Time for Africa), que fue el himno de la Copa Mundial de Fútbol 2010.
10. Shakira (2014) Este álbum es una mezcla de géneros y colaboraciones, incluyendo Can’t Remember to Forget You (con Rihanna), Empire, y Dare (La La La). Tiene un sonido más pop internacional.
11. El Dorado (2017) Fue un éxito masivo en el mercado latino y mundial. Contiene canciones como Chantaje (con Maluma), Me Enamoré, Perro Fiel, Trap, y La Bicicleta (con Carlos Vives). Ganó un Grammy al Mejor Álbum Pop Latino.
12. (Próximo álbum – posiblemente 2025 Aunque todavía no se ha lanzado un nuevo álbum completo, Shakira ha lanzado varios sencillos entre 2022 y 2023, como Te Felicito (con Rauw Alejandro), Monotonía (con Ozuna), BZRP Music Sessions #53 (con Bizarrap), TQG (con Karol G), Copa Vacía (con Manuel Turizo), y Acróstico. Estos temas podrían formar parte de un nuevo álbum, que se rumorea estará en camino pronto.
Shakira, ¡es nuestro placer culposo por siempre! Ya me veo entre varias metaleras cantando a grito herido en su concierto.
Hoy Shakira es un ícono global, una artista que ha evolucionado en formas que quizás muchos de sus primeros fans no esperábamos. Se ha transformado en un producto del mainstream, en un símbolo de sensualidad y ritmos urbanos, pero, ¿Acaso no nos transformamos todos con los años?
Y aunque su camino la haya llevado por géneros distintos, los que crecimos con ella sabemos que hay algo que no cambia: esa conexión profunda que logramos en nuestras primeras historias de amor y desamor, cuando sus canciones eran un refugio, un espejo, y una catarsis emocional. Esas canciones siguen siendo nuestras, grabadas en un rincón del corazón donde nunca dejarán de sonar.
Por eso, quizá sea el momento de dejar atrás las comparaciones y las expectativas, y recordar que Shakira no solo marcó una generación, sino que nos marcó a nosotros. Este concierto no es solo para quienes aman a la Shakira global de Chantaje o TQG, sino también para quienes alguna vez lloraron, gritaron y rieron con sus primeras canciones.
Así que, rockeros de antes, melancólicos de siempre, dejemos a un lado los prejuicios y volvamos a reunirnos con esa parte de nuestra vida que ella ayudó a escribir. Porque tal vez no volvamos a verla como aquella chica de Pies Descalzos, pero sí podemos volver a cantar con toda la nostalgia del mundo aquellas letras que una vez nos salvaron, y por qué no las que hoy salvaron a Shakira en su ruptura amorosa con Piqué. ¿Quién dice que el cambio no puede convivir con la memoria?
Nos vemos en el concierto este 26 de febrero. No importa cuánto haya cambiado Shakira, porque nosotros, sus primeros fans, estaremos ahí para gritar esas viejas canciones como si el tiempo nunca hubiera pasado.