Adaptada por Diego Barragán / Dirigida por Ricardo Camacho / Diseñada por Marcos Roda
Con dos funciones de estreno en la sala Chapinero del Teatro Libre. Llega a la sala Centro, “Tartufo” de Molière, una comedia históricamente controvertida que podrán disfrutar a partir del 13 de junio, con funciones los viernes y sábados a las 8:00 p.m.
Tartufo es una comedia clásica escrita por Molière que retrata con aguda ironía los peligros de la hipocresía y el fanatismo disfrazado de virtud. La historia se centra en una familia de la alta burguesía que cae bajo la influencia de un supuesto hombre piadoso, cuya verdadera naturaleza dista mucho de la imagen que proyecta.
A través de situaciones cómicas y tensas, la obra expone cómo la apariencia de rectitud puede ser utilizada para manipular y controlar a los demás. Con diálogos ingeniosos y personajes memorables, Tartufo sigue siendo una crítica vigente a la falsedad moral y a la ceguera voluntaria frente a la verdad.
La adaptación en manos de Diego Barragán
Esta versión de “Tartufo” fue concebida, en primer lugar —y esta es una labor primordial con los clásicos— con la intención de adaptarla a un lenguaje más cotidiano, más cercano al contexto colombiano. Estos textos han sido traducidos infinidad de veces por españoles, argentinos, mexicanos, y a menudo terminan alejando al público del verdadero sentido de la obra. Las traducciones tradicionales tienden a enredar lo que los personajes quieren decir o a privilegiar una lógica más literaria que teatral. Por eso, esta versión busca que cualquier persona pueda comprender y seguir fácilmente lo que ocurre en escena, desde la primera escucha, que es lo más importante en el teatro.
Es relevante saber que Molière fue un autor barroco. Sus obras se presentaban en la corte de Luis XIV, rodeadas de lujo, protocolo y las costumbres de la aristocracia. Esto se refleja también en el lenguaje: frases elaboradas, formas rebuscadas de hablar, maneras cortesanas de decir las cosas. Esta adaptación, de alguna manera, busca depurar ese lenguaje barroco, sin, por supuesto, traicionar el original.
Además, se han añadido algunas escenas a la adaptación para explicar un aspecto que siempre nos generó curiosidad dentro del grupo: ¿por qué fue prohibida esta obra? “Tartufo” es, de hecho, la obra más polémica de Molière. Fue censurada durante varios años por orden del propio rey Luis XIV, presionado por sectores ultracatólicos de su corte. La idea de presentar en escena a un devoto de doble moral que pretende apoderarse de la casa de un burgués resultaba sumamente escandalosa. Era una crítica directa a la hipocresía religiosa, lo cual incomodó profundamente a ciertos sectores.

Investigando, descubrimos que esta obra ha sido históricamente controvertida, sin importar dónde se represente. Siempre ha removido las fibras más sensibles de quienes creen que tener un guía espiritual en casa es sinónimo de virtud. La figura del guía espiritual que se aprovecha de su posición para obtener favores sexuales o apropiarse de los bienes de la familia es una denuncia que ha molestado muchísimo a sectores religiosos. Por eso incluimos escenas que contextualizan esta controversia, para que el espectador comprenda que esta siempre fue una obra incómoda, desde su estreno. Al final de la obra, hay una pequeña escena añadida que cierra este planteamiento inicial y explica todo de forma clara.
Además, Tartufo sigue teniendo plena vigencia. Hoy en día, no solo los religiosos pueden ser hipócritas. La obra habla de algo universal. Por eso, se han incorporado algunos giros y expresiones propias de nuestra cultura, especialmente en personajes como la criada, que utiliza dichos populares, cercanos al habla de nuestras abuelas. Esto no significa que la obra se haya “colombianizado” por completo, pero sí se buscó que el lenguaje resonara con el público local, sin sacrificar el fondo de la obra.
Finalmente, se enfatizó el aspecto religioso del personaje de Tartufo, incluyendo referencias más evidentes a frases bíblicas y a los evangelios, que en el texto original están mucho más veladas. De este modo, el público puede identificar con mayor claridad la figura del falso devoto. Todo esto se hizo con el propósito de acercar más la obra a nuestra realidad, manteniendo la esencia crítica, irreverente y profundamente teatral de Molière. Cuenta Diego Barragán (Adaptación y protagonista de la obra).
Fotografía de: Carlos Mario Lema
Las entradas las consiguen en el siguiente link ó en las taquillas del Teatro Libre, Candelaria