Redacción y fotografía: Zulma Palacios
La versión 29 de Rock Al Parque en el parque Simón Bolívar de Bogotá, trajo a discusión varios temas que, aunque año tras año resurgen como reviviendo las memorias de un libro biográfico. En esta ocasión se sumaron más ítems y aunque siempre van a existir dos bandos, el mismo fue la conversación en los corredores hasta entre las bandas.
Sobre el mediodía del sábado 11 de noviembre el clima nos daba permiso de disfrutar al 100% una a una las bandas convocadas para el primer encuentro de metal y todas sus variantes en un rincón de Bogotá, que este año nos recibía cargado de cierres viales; construcciones y desconstrucciones de una avenida que siempre se ha caracterizado por su belleza y comercio. Entendiendo que esta transformación complica el tráfico constante, la misma no fue impedimento para que, como cada año, el transporte público se viera permeado de una mancha negra que llegaba a su fin en las paradas de la Av. 68, pero, que nos mostraban el comienzo de un Simón Bolívar a tope. Para disfrutar de cada una de las bandas de la preferencia de todos.
3 escenarios en los que podíamos escoger el género y nuestra banda preferida, 3 escenarios que nos incitaban a desinhibirnos al mejor ritmo y conocer nuevas bandas. ¿Por qué es tan fácil trabajar desde que el Parque Simón Bolívar abre sus puertas al festival hasta pasadas las 6:00pm, si se supone que los cubrimientos de prensa son para el festival completo?
El escenario Bio, este año patrocinado por la marca “IBIS” nos daba la bienvenida con la banda Thelemata, agrupación ganadora de la convocatoria distrital con la que pudimos disfrutar de un black metal fuerte y perverso. Claramente este busca, dentro de su performance y letras, burlarse de lo que la humanidad trata de esconder con su mojigatería e hipocresía. Cada uno de los integrantes portaba una máscara que hacía alusión a un demonio, una propuesta que por demás fue muy buen rival para las bandas que 30 minutos después saldrían a los escenarios Plaza y Eco. Mashkera, en el escenario Plaza, abrió las puertas de la plaza principal del festival con su trash/groove metal con una “zona de prensa” vacía para lo que uno esperaría encontrar y aunque dentro del público la diferencia no era distinta, si había una característica particular.
En primera fila, los jóvenes eran quienes acompañaban a la banda y en su mayoría coreaban sus canciones, sin embargo, esta sorpresa no hacía la diferencia en el escenario Eco, patrocinado por Radiónica. Donde hacía su presentación la banda de punk, Libre Elección. Canciones contestatarias con mensajes contundentes propios de un hardcore punk capitalino dispuesto a dejar su huella y a seguir elevando su voz de protesta contra la sociedad.
Minuto a minuto los escenarios iban rotando las bandas, dentro del punk, metal, hardcore, algo de progresivo, un poco de thrash, heavy metal, etc. Sobre las 7:00pm en el escenario Plaza, la “zona de prensa”, comenzaba a verse más espesa y aunque entre el público la mancha negra iba aumentando era imposible no darse cuenta lo amplio del espacio que algunos llamaron “vip” claro, es extraño ver en una zona de prensa manillas llamadas “invitados”, pero… ¿Por qué al comienzo del festival y en otros escenarios era notoria la ausencia de las personas que portaban estas manillas y en el escenario Eco, sobre las 3:30pm la entrada a la “zona de prensa” se estaba haciendo casi que imposible?
Lo cierto aquí es que disfrutar de presentaciones como las de Munnopsis, Here Comes The Kraken o Poison The Preacher, fue un plato exclusivo dentro de los amantes de los sonidos fuertes del metal. Descubrir bandas como Poison The Preacher, fue encontrarnos con un thrash, hardcore, intenso, agresivo y rebelde, con toques muy marcados de todo lo que es la vieja escuela de este género.
Luego, encontrarnos con Tears Of Misery, No Dependiente, Agnostic Front, Ataque de pánico y Esthadur, fue una revolución de sonidos extremos que inicio con el fuerte death metal capitalino de Tears Of Misery, seguido del buen punk local de No Dependiente junto a Ataque de Pánico y ni que decir de Agnostic Front.
Debo decir personalmente que para mí No Dependiente y Agnostic Front, fueron bandas nuevas, pero que claramente me dejaron sorprendida. Por un lado, hablaba la experiencia; la acogida del público. El punk más anarquista y crossover de los Estados Unidos llegaba para sacudir el suelo bogotano entre riffs y potentes baterías que te transportaban a los callejones más anarquistas de Nueva York.
No Dependiente, deja muy en alto las razones por las cuales estaba en ese escenario y porque era una banda merecedora de convocatoria distrital. Acá nos encontrábamos con un punk, más intimo pero a la vez con una voz en alto, fuerte, disruptiva y con un mensaje claro frente a la guerra y a la desorganización que vivimos en el mundo frente a la muerte de aquellos inocentes que luchan por tener un lugar en la tierra.
A esta banda le seguiría Ataque de Pánico quienes llegaron pisando fuerte y recordándonos la importancia de la mujer en la escena metal. Bellas, con toques de hardcore y metal que incitan al descontrol, a la furia transformada en pogos y un poderoso headbanging.
Para continuar con la entrada a un plato fuerte, ansioso y esperado por muchos, llegaría algo un poco más sigiloso, Eshtadur, seria el encargado de abrirle a In Flames. Acá pudimos notar la calidad profesional, seriedad y dedicación de estos pereiranos, un melodic death metal: puro, limpio, muy bien desarrollado y con una atmosfera oscura que con sus letras nos iba mostrando la desesperación humana.
Qué mejor entrada que la que estos pereiranos le podían dar a los suecos In Flames. Mágicamente, desde que salió Agnostic Front al escenario, el ingreso a la zona de prensa de este se hacia complicado, había mucha más gente. La movilidad frente al escenario para poder trabajar era imposible, pero… ¿Por qué esto no paso con No Dependiente y las otras bandas?
El escenario Eco, se quedó corto con las presentaciones de Las Guaguas de Pank y Saratoga. Pues si bien estas nariñenses llegaron con un punk muy bien mezclado con sus ritmos tradicionales y letras llevadas a la desigualdad y respeto por la mujer, fue complicado acceder a ellas y poder recoger un muy buen material.
Fue una banda precisa para la apertura de los españoles, sin embargo, a diferencia de los otros dos escenarios, este, mantenía dos defectos. Primero, estaba bastante retirado de los demás y segundo, era el extremo de los otros escenarios, pues el foso era muy angosto y con una dificultad muy amplia para su ingreso, ya que tenías que atravesar todo el público para poder llegar a la entrada. Cuando caminando derecho saliendo del escenario Bio podías ingresar sin ningún problema, ahorrar tiempo y poder captar a todas las bandas. Libre Elección y Makewar, tuvieron una baja asistencia en la zona de prensa si la comparamos con la prensa que tuvieron las nariñenses. ¿Con qué suerte hubieran corrido ellas si hubieran estado en la posición de las bandas mencionadas anteriormente?
Se cierra un primer día de Rock Al Parque lleno de aciertos, inconformismos y ansiedad por un segundo día con un clima exactamente igual o mejor, con una mayor asistencia y con mejores sorpresas o iguales a las que nos encontramos en esta primera jornada.
Para el domingo 12 de noviembre el clima continuaba siendo amable con los bogotanos y los visitantes del festival. En el segundo día suponíamos una jornada un poco más tranquila cargada de sonidos menos marcados pero con la esencia del buen punk, reggae y ska. Las puertas del festival las abrían dos bandas opuestas, pero con una calidad musical increíble. Entrabamos al parque y de frente nos encontrábamos con Ensamble Arsis, quien empataba con la presentación del punk desaforado de Desgobierno, dos bandas que sorprendieron bastante.
La banda que abría el escenario principal marcaba sonidos que hasta el día de hoy no logro encasillar dentro de un genero pero que si logran impactar por su calidad profesional, el gusto por la mezcla de sonidos y la puesta en escena tan limpia y profesional. Al mismo tiempo Desgobierno destrozaba el escenario Bio, con sus letras, mensajes y sonidos desaforados. Con un sonido muy bien trabajado y sincronizados nos llevaban desde la batería hasta el mensaje de sus canciones a recordar, reflexionar y rechazar lo que actualmente como sociedad se nos esta convirtiendo en paisaje por culpa de la desinformación.
Más tarde desde México al escenario Eco, llegaría una voz joven, arriesgada y muy decidida. Les hablamos de Erich, un chico que entraría al escenario hacer su presentación en solitario junto a una guitarra acústica con una sencillez y actitud bastantes solidas y definidas para lo que sería un público extranjero.
Luego de esta sorpresa mexicana nos encontraríamos en el escenario Plaza con las bandas: Southern Roots, Carolina Durante, Los Calzones, Sonido Gallo Negro y Salón Victoria. Acá nuevamente con gratas sorpresas y shows que desde un comienzo sabíamos no nos iban a defraudar.
Southern Roots, junto a su rock, blues y country nos invitaban a la rumba más rockera y sarcástica del festival. Todo el equipo formaba una pieza clave dentro de su show, un engranaje perfecto para que los presentes bailáramos, coreáramos y gozáramos de esta banda. Luego de esto los españoles Carolina Durante, nos dejaron boquiabiertos, pues su nombre no hace justicia a lo que en realidad nos presentan en el escenario. Tienen una mezcla de sonidos tan exigente que en minutos puedes pasar de la melancolía de un pop a la rebeldía del punk viajando a lo que podríamos denominar power pop, con altos y bajos que juegan con tus emociones y con todo lo que puedes controlar en tu cabeza musicalmente.
Pasando de España a Argentina, llegarían Los Calzones, quienes nos recordaron las cumbias argentinas, los coros pegajosos y el amor por el fútbol, las fiestas alrededor de un estadio, de algún ídolo del balón pie y el amor por algún equipo extranjero o nacional. Esta banda fue la encargada de traer al Simón Bolívar la fiesta gaucha, los ritmos de barras y canticos más deportivos y cantados de corazón. Luego de esta fiesta argentino futbolera, llegaría México, nuevamente pisando fuerte pues esta vez tendríamos en el escenario a Sonido Gallo Negro y Salón Victoria, una fusión de sonidos e instrumentos que llamaban a un folclore pegadizo donde le abrirían el paso a un ska mexicano que claramente llamaba a la fiesta, el descontrol, las botas rudas y los cabellos cortos.
Si la fiesta estaba en su punto más alto en el escenario Plaza, el escenario Bio no se quedaba atrás, pues las bandas: Nonpalidece, Daniel, me esta matando, Jenny Woo y Ana Curra hacían de las suyas, transportándonos por un reggae argentino de antaño que empataba perfectamente con los sonidos suaves y llenos de sentimiento que dejaba en el escenario Daniel, me está matando. Sin embargo, luego de este movimiento de emociones llenas de armonía y paz, entraría la música ruda, el movimiento oi canadiense de Jeny Woo y todo su skinhead traído de Italia.
Sonidos muy bien trabajados que hicieron que el escenario Bio desaforara toda su adrenalina y calma de la tarde. Junto a ella España también haría presencia en este escenario con el punk de Ana Curra quien le dejo las puertas abiertas a unos paisas agresivos, contestatarios y cochinos.
Mientras estos dos escenarios se debatían entre el sonido más rumbero pero agresivo, Eco nos presentaba sonidos nuevos y profesionales, siguiendo la lista con Javiera Mena, Junior Zamora, Miss Bolivia y Matías Aguayo, la sorpresa acá sin lugar a dudas se la disputo Junior Zamora y Frailejón, dos propuestas opuestas entre si pero con una alta calidad en el escenario. Junior Zamora impacto desde su vestuario, rimas, mensajes y dominio del público. Características propias de un show cayendo la noche.
El panorama general de un segundo día de festival climáticamente y socialmente fue bastante bueno, desafortunadamente el lunar de Rock Al Parque poco a poco se hacía más visible y las bandas que hasta este momento les he mencionado rápidamente se vieron opacadas por tener un público real muy lejano, otro con beneficios impropios ausente y dificultades de trabajo que iban en crescendo.
Llegamos al final de un festival que para el año entrante promete grandes sorpresas. ¡Los 30 años se celebran por todo lo alto! El clima cerró el fin de semana con broche de oro, el día se veía tranquilo y con la ansiedad de un cierre de festival espectacular, sin embargo, el lunar ya se empezaba a desdibujar para convertirse en una mancha que al pasar del día opacaba la tranquilidad y la calidad de las bandas. ¿Nos sorprende el vacío de la zona de prensa en una banda tan buena como lo fue The Perro Boyz? Bueno…
El tercer día de festival iniciaría con esta banda que se enfoca en la critica a las grandes elites. Que mejor que empezar una última jornada de festival con esa cereza “elite”. Sonido punk capitalino muy bien trabajado que le daba paso a lo que seria un último día de festival cargado de grandes bandas por descubrir y varios artistas con los que simplemente podías decir, ¿Por qué no los había escuchado antes?
La Banda Del Bisonte, Las Pastillas Del Abuelo, Javier Alerta, Armenia y Tijuana No, se disputaron el puesto entre la novedad y el mega show. La Banda Del Bisonte fue un intercambio con el Festival Altavoz que dejó muy en alto su presencia en el escenario y su calidad musical. Pero Argentina nuevamente haría de las suyas y llenaría de memorias el publico con Las Pastillas Del Abuelo, uno a uno eran cantados con sentimiento los coros de esta banda que dejaba entre sus canciones las armonías de un llamado rock barrial de los 90´s. Claramente estos argentinos sabían lo que hacían y porque lo hacían pues los seguiría Javier Alerta quien nos recordó el reggae de los 2000 trayendo algunas canciones de su anterior banda, presentándonos otras tantas de su trayectoria como solista y transportándonos a una zona de baile y gozo al mejor estilo del reggae.
Con Javier Alerta las emociones iban en aumento pues entre Colombia y México no sabias con que iba a explotar tu corazón, pues ver en tarima a Armenia es un show completo de música, rebeldía, esfuerzo, empatía y reflexión. Tijuana No fue lo mejor que podía seguir en este escenario pues sus canciones, invitados y set list fueron memorables y claramente hicieron que el público se prendiera muchísimo más pues lo que se venía era para que un Tijuana No dejará su nombre muy muy en alto.
Mientras la fiesta entre rock, melancolía y rebeldía se apoderaba del escenario Plaza, el escenario Bio se movía entre sonidos suaves, característicos de un español que ha sabido conquistar el corazón de los colombianos, un Alto Grado que supo posicionarse y seguir adelante, una Vida Boheme que sentó su palabra contra todo fantasma de rechazo, fobia y egoísmo. Un escenario que definitivamente resalto por sus propuestas diversas pero hermosas, con sonidos suaves, profesionales de calidad y sobre todo llenos de empatía y reflexión. Pero que desafortunadamente estas, no fueron lo suficientemente grandes y fuertes para desaparecer el egoísmo de la gente que tiene el full pass vip dentro de un espacio que es para trabajar y no para disfrutar.
Cerrando el tercer día del festival, el escenario Eco, pese a lo lejano y a todos sus defectos logísticos y prácticos no se quedó atrás musicalmente pues Laura Sam, LaTenaz, Los Punsetes y Marilina Bertoldi fueron material del cual todo el tiempo me hice la pregunta con la que inicie el relato del tercer día ¿Por qué no los había escuchado antes? Laura Sam, tiene una propuesta autentica y muy profesional, desde sus letras hasta su manejo de escenario. LaTenaz y Los Punsentes son dos propuestas que, aunque contrarías, son frescas e innovadoras.
Aún me sigo preguntando cómo hacia la vocalista de Los Punsetes para mover únicamente su boca y estar en una misma posición toda su presentación. Musicalmente hablando, 3 propuestas musicales femeninas impecables, con un dominio musical, escenográfico y de publico brillantes, sonidos y letras contundentes y al blanco, pero… y ¿Por qué la zona de prensa en esta ocasión brillo por su ausencia? Continuemos, que como todo festival los headbanguers son los encargados de dejar al público satisfecho, conforme y feliz.
The Ocean, Info, Overkill, Eshtadur, In Flames, Saratoga, Los Petitfellas, Los Pericos, Los Suziox, Aterciopelados, Los Auténticos Decadentes, El Kanka y Julieta Venegas. Fueron los encargados de cerrar cada uno de los escenarios del festival y aunque había mezcla nacional y extranjera no podemos dejar de lado bandas como Info y Eshtadur quienes tuvieron a su cargo la tarea de abrirle a bandas como In Flames y Overkill.
Precisamente por esta oportunidad pudieron disfrutar de una plaza con lleno total, hablando de la “zona vip” y claro, la zona preferencial. Sin embargo, para Info la “zona de prensa” o “zona vip” no fue tan agradecida como si lo fue para Eshtadur, claro, antes que ellos estaba Agnostic Front.
Acá no voy a exponer la presentación de cada una de estas bandas, pues su trayectoria, acogida con el público, premios y material discográfico hablan por si solas. Pero si voy hablar de cosas puntuales. Como por ejemplo, cuando Andrea Echeverry, hizo el siguiente comentario, “La zona vip es como muy grande ¡no! Esta difícil darle los regalos a mi público, deberían reducirla”. Luego de esto el silencio en la “zona de prensa” o “zona vip” brillo más que el mismo dorado del escenario.
Entiendo que es un festival gratuito y por lo mismo si eres público o si eres medio tienes la libertad de escoger que cubrir y que no cubrir, según la preferencia de tu proyecto. Que disfrutar y que no disfrutar según tu gusto musical. Pero, ¿Por qué nosotros, los fotógrafos, redactores y medios de comunicación en general tenemos que tolerar y aguantarnos la grosería de los llamados este año como “invitados”? Siento que esto es una falta de respeto no solo con las personas que vamos a trabajar los tres días jornada completa sino con el público en general.
Cuando comencé a asistir a Rock Al Parque siempre me preguntaba, cómo hacer para poder estar más cerca de las bandas o por lo menos verlas un poco más cerca, y no solo escucharlas o verlas por medio de una pantalla más grande que la de mi hogar. Estamos hablando de que mi primer Rock Al Parque fue el del 2005, de esto ya han pasado 18 años y aunque hoy me encuentro en el área de los “vip” me sigo preguntando lo mismo.
Lo pregunto no porque asista como publico sino porque mi critica hoy cambia de espacio, pero no de raíz.
Me parece que es un espacio bastante amplio y grosero con aquellos que hacen este festival posible. Una baja asistencia, reduce las posibilidades de una nueva versión. Si bien Rock Al Parque ya tiene nombre, posicionamiento y prácticamente es patrimonio bogotano, los medios de comunicación desde el más grande hasta el más pequeño ayudamos de alguna forma a expandir ese posicionamiento y la difusión del mismo. Por la misma razón, sería interesante que desde una administración que promueve la cultura y el arte entendieran que los privilegios acá no tienen cabida. Porque sí, la “zona de prensa “o mal llamada “zona vip” es un privilegio para algunos que deben favores o conocen a algún trabajador, o persona que tiene relación con el festival, con las marcas pautantes o con los organizadores y esto no debe ser así.
No me cabe en la cabeza como puede ser posible que una colega se haya tenido que aguantar la siguiente escena. En el escenario Plaza, en el show de Javier Alerta, ella se acercó a tomar fotos al costado derecho del escenario y al intentar tomarlas recibió por apoyo de un “invitado” el humo de marihuana en su cara. ¿A quién específicamente se le están entregando este tipo de exclusividades?
Cuando salieron bandas como Aterciopelados y Los Auténticos Decadentes las posibilidades de poder trabajar y desarrollar un buen material se fueron al piso, la cantidad de gente era brutal. Personalmente, al acercarme a la tarima lo mejor que podía para captar “buenas” fotos de la banda, tuve que soportar que una señora mexicana, me regañara y durante todo el show de ellos y de los Auténticos me sermoneara y me pasara la mano y el celular frente al lente de mi cámara porque le molestó que me hubiera hecho ahí a su lado y además le hubiera dicho.
“Yo estoy trabajando, mientras usted está gozando, por favor déjeme trabajar”. No lo dije en mal tono, estaba cansada, agotada y quería cerrar con un buen material
¿Cómo puede ser posible que cuando intenté ingresar al escenario Bio para tomarle fotos Al Kanka una “invitada” me hubiera empujado las dos canciones que estuve ahí en esa presentación porque le molestó que me le hubiera tirado su selfie con El Kanka de fondo?
¿Cómo puede ser posible que la foto al finalizar el show de la banda Info, brillará por la soledad en la “zona vip” pero cuando llegó Overkill estuviera a reventar?
¿Cómo puede ser posible que las zonas de prensa brillen por la soledad de 2:00pm a 6:30pm? ¿Acaso las bandas que abren el festival, no merecen la misma acogida y respeto por los que tenemos manilla que las bandas que salen a las 8:00pm o 9:00pm?
Cómo sociedad no es que califiquemos con un 10, pero si desde los espacios culturales empezamos a reorganizar temas como el respeto, organización, igualdad y derecho al trabajo y diversión, -en este caso-. No tenemos el más mínimo poder para reclamar y discutir porque los eventos gratuitos locales, zonales y distritales tienen baja asistencia, tanto de público como de prensa. Por qué las empresas grandes poco a poco se adueñan de los espectáculos y los convierten en un lujo dejando al proletariado por fuera. No tenemos el más mínimo derecho de quejarnos y ver como nos van quitando algo que hasta hace unos años era exclusivo de un solo género.
Culturalmente estamos atravesando una línea muy delgada donde no nos queda más remedio que agachar la cabeza, rogar porque podamos participar bien sea como medio, banda, artista o público y someternos a lo que los que tienen el poder nos obliguen porque no tienen la capacidad de discernir entre lo que es el respeto por un espacio gratuito y pagar favores por ser amigo; colega, pareja, vivir en el norte, o tener un puesto político o importante.
Rock Al Parque es una vitrina que se ha encargado de ser importante para la hoja de vida de los artistas, medios y emprendedores, pero si siguen trabajando con preferencias y exclusividades año tras años groseramente notables, no veo un cumpleaños 40 o 50.